Quien no haya visitado Piura, realmente no conoce de los verdaderos placeres que ofrece la vida. Sabores y fusiones que solo las manos piuranas son capaces de brindar y así se convierten en las culpables de provocar un deleite único en el paladar. La exquisitez del pescado recién sacado del mar, acompañado de finos cortes en juliana de la cebolla morada, todo ello bañado con la frescura y acidez del limón, adornado de una crujiente canchita y, porque ceviche que no pica no es ceviche, una sensación ardiente que solo el ají piquillo sabe causar, es uno de los platos más típicos de mi región.

La infaltable chicha de jora, que antiguamente las cholitas la hacían masticando el maíz para que al mezclarse con la saliva, esta obtuviera una muy buena fermentación y con lo cual se le proporcionaba un gran sabor a la chicha de jora. Nuestra bebida bandera, como ya los buenos piuranos conocemos, es servida en poto, en cojudo o en cojudito y bebida fresca o helada. Es gracias a su gran sabor que muchas veces, la riquísima chicha de jora, fue capaz de controlar el fuego desatado por el ají del ceviche en tu boca.
No puedo dejar de mencionar que el verano en Piura es divinamente perpetuo, no existe fecha incorrecta para no acudir a un calmado balneario, relajarse y ser feliz; y es por eso que, bajo un clima cálido, al ritmo de las aguas saladas, con la formación de olas perfectas, el descanso de la suave arena caliente, la brisa marina que hace vibrar al cuerpo y las elegantes puestas de sol que cautivan a más de uno, los piuranos somos muy dichosos y bendecidos al tener majestuosos panoramas de ensueño en nuestra querida Piura.

La ciudad del eterno calor está repleta de grandes y fuertes algarrobos que, gracias a su cantidad, son capaces de ofrecer extensas sombras para el breve descanso de sus perseverantes pobladores piuranos en su diario acontecer. No hay esquina donde un algarrobo deje de proporcionar su sombra y la verdad es que gracias a estos árboles también se produce un dulce nutritivo y netamente nuestro. La algarrobina es un componente esencial en la cocina piurana, naturalmente elaborada, dulcemente deliciosa y también circula en el mercado.
Toda mi vida la he pasado en mi hermosa Piura y no la cambiaría por nada, pues mi agradable ciudad encierra las mejores memorias en familia. Cada verano era indispensable un paseo a las espléndidas y refrescantes playas, y aún seguimos con esa divertida tradición familiar. En cada cumpleaños un delicioso ceviche y su seco de chavelo preparados por mi abuelita y en la noche su deliciosa mazamorra morada con canela en polvo que endulzaban mi corazón. Algunas salidas con papá y mis hermanos buscando siempre nuevos huecos, decía él, en donde comer bueno, bonito y barato.
No hay piurano que no viva orgulloso de su tierra, no hay piurano que le avergüenza decir de dónde viene, no hay piurano que no esté feliz de pertenecer a esta hermosa ciudad llena de cultura, llena de gastronomía, llena de paisajes esplendorosos, llenos de vivencias en familia con amigos y sobre todo la ciudad que nos vio nacer
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