No solo terminé su lectura, sino que recordé que en la etapa escolar, casi siempre los docentes solicitaron que se realice o incluya la lectura de esta bellísima historia y pude comprobar que el libro del brasileño José Mauro de Vasconcelos fue una lectura obligatoria en nuestro país, según el diario El Correo. Así mismo, el diario dio un espacio para realizar un análisis sobre la guía hacia los niños y niñas que se enfrentan a la lectura de textos con carga emotiva y realista como lo es “Mi planta de naranja lima”.
Gracias a la narración en primera persona y desde el recuerdo, Zezé, el personaje principal, logra ganarse fácilmente el corazón de los lectores; incluso puede hacernos llorar, pero también se roba nuestras risas mientras vivimos junto a él sus travesuras. “Mi planta de naranja lima” es el relato de una vida dura, tierna y muy triste, pero que vale totalmente la pena leerla.
A manera de resumen, puedo compartirles que la historia trata principalmente de Zezé, un niño de 5 años quien es demasiado listo y travieso, además tiene por mejor amigo a su planta de naranja lima, a quien él llama “Minguito” o “Xururuca”.
Se describe su infancia dentro de una familia numerosa y pobre, donde los hermanos mayores cuidan a quienes les sucedieron, con una madre ausente, pues trabajaba para ser el sustento de su familia, y un padre desempleado y cruel.
Su padre y hermanos, quienes tristemente atravesaban las frustraciones de la vida, castigaban siempre las travesura de Zezé con golpes que más de una vez lo habían obligado a quedarse en cama, razón por la cual el protagonista refleja su ira, pero también esa pérdida de fe en el mundo, al punto de querer quitarse la vida, porque que a los cinco años también se puede perder la fe.
De esta manera, la historia nos narra la crueldad de algunos personajes, las penurias de todos, lo hermosa que puede llegar a ser la amistad, pero también lo difícil y traumático que puede significar perderla. Esta historia es sinónimo de la fortaleza de un pequeño niño frente a las brutales y abusivas agresiones físicas, así como a las heridas emocionales que se van formando en su corazón, a causa de los problemas que su familia compartía con él. Sin duda alguna, Zezé refleja la valentía que demanda el seguir viviendo luego de tanta desgracia a tan corta edad.
Cuesta recuperarse de esta lectura. Es dura, es cruel, es la vida y es real.
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